En efecto, el primer principio budista es que la creación siempre ha existido. Pero si este fuera el caso, no podría existir la teoría de la aniquilación.
Los budistas sostienen que la aniquilación o disolución es la verdad suprema. Si la creación existe eternamente, no se puede hablar de disolución o aniquilación. Este argumento no es muy fuerte porque por experiencia práctica vemos que las cosas materiales tienen un principio, un medio y un final.
El fin último de la filosofía budista es disolver el cuerpo. Esto se propone porque el cuerpo tiene un comienzo.
De manera similar, toda la manifestación cósmica es un cuerpo gigantesco, pero si aceptamos que siempre existe, no puede haber posibilidad de aniquilación. Por lo tanto, el intento de aniquilar todo para llegar a cero es un absurdo.
Por nuestra propia experiencia práctica, tenemos que aceptar el comienzo de la creación, y cuando aceptamos el comienzo, debemos aceptar un creador. Tal creador debe poseer un cuerpo omnipresente, como señala el Bhagavad-gita (13.14).